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La diabetes tipo 2, una enfermedad crónica, ocurre cuando los niveles de azúcar en la sangre se disparan más allá de los valores normales. Esto provoca que el cuerpo no pueda procesar la glucosa como normalmente lo haría para dar energía a las células.
En la diabetes tipo 2, tu cuerpo no puede usar la insulina normalmente y/o el páncreas, un órgano que se encuentra cerca del estómago, no puede producir suficiente insulina. La insulina es una hormona clave que permite que la glucosa funcione eficazmente como la principal fuente de energía del cuerpo.
A diferencia de otros tipos de diabetes, la diabetes tipo 2 está más estrechamente asociada con una dieta poco saludable, falta de actividad, tabaquismo, consumo de alcohol y otros factores de riesgo prevenibles.
Algunas personas tienen prediabetes antes de desarrollar diabetes tipo 2. Las mujeres embarazadas pueden desarrollar diabetes gestacional , lo que podría provocar diabetes tipo 2.
Con el tiempo, los niveles altos de azúcar en la sangre pueden dañar los sistemas inmunológico, circulatorio y nervioso. La diabetes tipo 2 no es curable. Sin embargo, con cambios en la dieta y el estilo de vida y/o medicamentos, la afección es muy manejable en muchas personas.
Controlar la diabetes no significa solo comer sano. Tienes que prestar atención al índice glucémico de tu comida, que determina qué tan rápido eleva tu nivel de azúcar en la sangre. El ejercicio y las opciones de estilo de vida saludables también son cruciales.
En el pasado, la diabetes tipo 2 solía afectar a personas de más de 45 años, con un riesgo aproximadamente igual para hombres y mujeres. Sin embargo, la diabetes tipo 2 se está volviendo cada vez más frecuente entre adolescentes y adultos jóvenes.
Esto alimenta la preocupación de que la diabetes tipo 2 sea una de las epidemias del siglo XXI.
Debido a que los síntomas de la diabetes tipo 2 se desarrollan lentamente, muchas personas viven con la afección durante años sin darse cuenta. Según la Asociación Americana de la Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), más de8 millones de personas en los Estados Unidos viven con diabetes no diagnosticada.
Estos son los signos y síntomas más comunes de la diabetes:
Necesidad frecuente de orinar, que algunas personas experimentan especialmente por la noche.
Esto ocurre porque los riñones tratan de filtrar el exceso de azúcar de la sangre.
Aumento de la sed
Orinar con frecuencia causa que el cuerpo pierda agua y se deshidrate.
Sentir hambre constantemente
Porque el cuerpo no obtiene suficiente energía de los alimentos.
Cansancio
El resultado de que la glucosa permanezca en el torrente sanguíneo en lugar de pasar a las células.
Visión borrosa en uno o ambos ojos
El azúcar en el torrente sanguíneo puede dañar los pequeños vasos sanguíneos del ojo, provocando problemas de visión que aparecen y desaparecen.
Infecciones repetidas y heridas o llagas que no sanan
El exceso de glucosa en la sangre puede causar daño a los vasos sanguíneos de otras partes del cuerpo, así como a los nervios, interrumpir la circulación sanguínea e interferir con el proceso natural de curación.
Pérdida de peso involuntaria
Esto ocurre si el cuerpo, privado de glucosa, empieza a quemar grasa y músculo para obtener energía.
Infecciones por hongos y picazón/ardor/dolor
Los niveles elevados de glucosa en la sangre pueden favorecer la proliferación de hongos y provocar infecciones recurrentes. El picor, el ardor o el dolor persistentes requieren una evaluación médica para detectar una posible diabetes.
Los primeros signos y síntomas pueden ser lo suficientemente sutiles como para ser ignorados. Pero ser consciente de ellos hace que la detección temprana de la diabetes tipo 2 sea más fácil.
Las personas con diabetes tipo 2 no responden normalmente a la insulina. Solo en las últimas etapas de la afección es posible que el páncreas no produzca suficiente insulina. Por el contrario, las personas con diabetes tipo 1 no producen insulina en absoluto y necesitan autoinyectarse esta hormona.
Tanto la diabetes tipo 1 como la diabetes tipo 2 son enfermedades crónicas que conducen a niveles altos de azúcar en la sangre. Son similares en el sentido de que afectan la regulación de la glucosa en el cuerpo y su capacidad para convertir los alimentos en energía.
Sin embargo, la diabetes tipo 1 se considera una enfermedad autoinmune genética en la que el sistema inmunitario ataca por error a las células beta del páncreas, que producen insulina.
Esto puede suceder debido a factores genéticos y ambientales, pero la causa exacta aún no se conoce. Antes se le conocía como diabetes juvenil porque usualmente se desarrolla en la infancia o adolescencia, con síntomas que aparecen rápidamente en lugar de lentamente, como sucede con la diabetes tipo 2.
La diabetes tipo 2 se asocia con mayor frecuencia con factores de riesgo prevenibles, aunque los factores genéticos y ambientales también contribuyen a su aparición. Algunas investigaciones sugieren que la diabetes tipo 2 también puede ser una enfermedad autoinmune y que la resistencia a la insulina puede ser el resultado de que el sistema inmunitario ataque por error a las células.
El cuerpo necesita insulina para mantener las funciones que son esenciales para la vida. La función principal de la insulina es permitir que las células musculares, grasas y hepáticas absorban la glucosa en sangre para obtener energía. Como hemos visto, la diabetes tipo 2 se produce cuando las células se vuelven menos sensibles a la insulina.
Esto, a su vez, hace que el páncreas se esfuerce más para producir más insulina. En algunas personas con diabetes tipo 2, la presión sobre el páncreas hace que produzca cada vez menos insulina.
Los estudios encontraron que la diabetes tipo 2 resulta principalmente de la interacción de factores de riesgo genéticos, ambientales y de otro tipo. Más de 150 variaciones de ADN que cambian la actividad o la expresión de los genes se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar la afección.
Los principales factores de riesgo de la diabetes tipo 2 son:
Tener prediabetes
Las personas con prediabetes tienen niveles de azúcar en sangre más altos de lo normal, de 5,7 a 6,4% según la prueba A1C o de 100 a 125 mg/dL según la prueba de azúcar en sangre en ayunas.
Tener sobrepeso y/o tener una circunferencia de cintura alta
Una circunferencia de cintura superior a 102 cm en los hombres y 89 cm en las mujeres aumenta el riesgo de resistencia a la insulina.
Tener 45 años o más
A pesar de que los adolescentes y los adultos jóvenes pueden contraer diabetes, la edad sigue siendo un factor de riesgo importante para la diabetes.
Antecedentes familiares de diabetes tipo 2
Tener hermanos o padres con diabetes aumenta el riesgo.
Estilo de vida sedentario
La inactividad aumenta aún más el riesgo de diabetes, ya sea que ocurra junto con un índice de masa corporal (IMC) superior a lo normal.
Raza y etnia
Existe un mayor riesgo para los afroamericanos, hispanos, asiático-americanos y nativos americanos.
Diabetes gestacional
Las mujeres que desarrollan diabetes gestacional durante el embarazo tienen más probabilidades de padecer esta afección.
Dar a luz a un bebé de más de 4 kilos
Este es un factor de riesgo independientemente de si desarrollas o no diabetes gestacional durante el embarazo.
Síndrome de ovario poliquístico (SOP)
Las mujeres con esta afección producen demasiadas hormonas sexuales masculinas. El síndrome de ovario poliquístico se asocia con niveles más altos de insulina circulante y puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2.
Tener otras enfermedades
Tener antecedentes de accidente cerebrovascular o enfermedad cardíaca, padecer enfermedad del hígado graso no alcohólico o acantosis nigricans, una afección de la piel.
Colesterol malo
Los niveles bajos de colesterol bueno HDL o los triglicéridos altos se asocian con un mayor riesgo.
Tener depresión
Las investigaciones sugieren que un historial de depresión aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 en adultos jóvenes.
Hipertensión
Un estudio coreano encontró que la hipertensión es un factor de riesgo independiente para esta afección.
Niveles bajos de vitamina D
Una deficiencia de vitamina D se asocia con un riesgo más alto de diabetes.
La diabetes tipo 2 se diagnostica mediante análisis de sangre. La afección se puede diagnosticar sin síntomas evidentes y, a menudo, se detecta durante pruebas de rutina.
Los siguientes análisis de sangre se utilizan para diagnosticar la diabetes tipo 2:
El tratamiento de la diabetes tipo 2 suele empezar con cambios en el estilo de vida. Estos incluyen una alimentación saludable, hacer ejercicio con regularidad, perder peso y controlar el estrés.
El hecho de tener diabetes tipo 2 no significa que debas seguir una dieta específica. Pero sí significa que debes comer alimentos más saludables y quizás necesites cambiar algunos de tus hábitos alimenticios. Estas son las sugerencias clave que los doctores suelen dar:
Treinta minutos de ejercicio aeróbico al día o al menos 150 minutos a la semana ayudan a controlar mejor la diabetes tipo 2 y posiblemente retrasar su progresión.
El entrenamiento de resistencia que aumenta el equilibrio y la fuerza, como el yoga y el levantamiento de pesas, también puede ser beneficioso.
También es fundamental evitar largos períodos de inactividad, como sentarse en el sofá durante más de 30 minutos seguidos.
Perder tan solo el 5% de tu peso corporal te ayuda a controlar mejor los niveles de azúcar en la sangre y el colesterol y se asocia con un mejor pronóstico.
Comer sano y empezar a hacer ejercicio puede ayudarte a perder el exceso de peso de forma natural.
Basándose en tus niveles de azúcar en la sangre, tu médico podría prescribirte medicación. Los medicamentos para la diabetes tipo 2 no sustituyen los cambios en la alimentación y el estilo de vida, que continúan siendo vitales para un mejor control de la afección.
Como hemos observado, la diabetes tipo 2 presenta numerosos factores de riesgo que se pueden prevenir. Tanto si tienes prediabetes como si te preocupa desarrollar diabetes tipo 2, existen muchas acciones que puedes tomar para prevenir esta condición.
Como hemos visto, la diabetes tipo 2 tiene muchos factores de riesgo prevenibles. Ya sea que seas prediabético o te preocupe que puedas desarrollar diabetes tipo 2, hay muchas cosas que puedes hacer para tratar de prevenir la afección.
Realiza actividad física diariamente durante 30 minutos para acumular al menos 150 minutos cada semana.
Aquí tienes más recomendaciones:
En conclusión, la diabetes tipo 2 no tiene que ser una sentencia a la enfermedad y a tomar un montón de pastillas. Puede ser una oportunidad para vivir de una manera más saludable y aumentar tu actividad física. Empieza con un plan de alimentación personalizado e incorpora ejercicio a tu rutina diaria.
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